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20.2.08

Atenas ( 03)

Quiero cantar las gestas de los hombres que no están,
... para ti.

Para ti vuelo hoy,
(y siempre)
a un profundo lugar desde el que contemplar la medida perfecta de tus movimientos,
de tu crecer.

Quiero ser la piel que muere de ti
y resucita nueva.

17.12.07

La casa y yo

La casa es el vestido que me quito por las mañanas
para salir a enfrentarme a tu mundo.

Atenas (02)

La sencillez de la ruina
es la grandiosidad de las creencias,
la ideología, la fe.

La búsqueda de la perfección
queda interrumpida por la incapacidad del ser humano - el ojo-,
que todo lo hace equivocado.
La perfección es de los dioses.

Y de dios es este instante.
Y nuestro.
Como una emoción recién desplegada.

15.12.07

Atenas (01) _ el vacío de las piedras

No hay nada aquí, en la Acrópolis,
-aunque el monte está lleno de visitantes-
salvo tú y yo,
tu recuerdo y mi cuerpo que lo contiene.

Mi emoción es más honda que estas estrías excavadas en el mármol.

11.12.07

La ciudad y yo

Te buscas en la ciudad, quieres saber quién eres. Escudriñas las calles, vagabundeas por ellas buscando tu nombre porque necesitas saber cómo llamarte ya que hasta entonces no te sentirás formar parte de este mundo, de ningún mundo. Quieres pertenecer a algún lugar. Eres tan libre que te sientes solo y totalmente perdido; tanta libertad te ha hecho dudar de todo, incluso de tu propia existencia. Nadas en un mar de soledad que no has elegido y del que no sabes salir.
Olfateas, tocas, escuchas, miras; sigues buscándote en las calles y en las plazas de este lugar, esperando que alguna de ellas te dé pistas sobre cual es el camino para llegar a casa, una señal, algún dato, incluso inventado, que te conduzca a algún sitio. Y ni tan siquiera eso encuentras.Unicamente hallas, la misma soledad en la que has nacido.
Ciudadano de tu mundo; la ciudad es tu calle y tu calle, tu casa, y tu casa es tu habitación y tu habitación tu almohada, y en ella duerme tu corazón. Ciudadano de tu existencia, vana y profunda, donde vayas llevas tu cosmos a cuestas. No puedes escapar de ti, porque tú lo eres todo. Estás inundado de tu propia esencia.
Y, sin embargo, no lo ves, no lo has visto nunca tan claro hasta aquél día; aquél día en el que, al asomarte por vez primera a un espejo, descubriste, anonadado, tu propia inmensidad.