18.4.09

- te



¿Es acaso tarde para llamarte?
No sé tu nombre, ni siquiera recuerdo el mío.
Y sin embargo te llamo cuando en sueños a mis brazos les sobran las sábanas.
O bien te llamo con raíces de viento, para no distraerte las nubes y sus agradables sombras.
Te llamo,
te estoy llamando
te grito,
te susurro
te pierdo en mi voz.
Te estoy llamando
sin abrir apenas la boca
de tan dulce que es pronunciar
Te.

*

Te pronuncio.

*

Te pronuncio y devengo.
Me convierto en agua para que puedas beberme tan despacio...
Incluso trago mi sangre para parecerte blanca y nueva,
una pequeña maleta de papel.

Y sucede el milagro:
apareces
de puntillas,
Y me pronuncias,
Y te recuerdo.
Y crezco tanto
tanto
tanto
que ocupo
todo el espacio de mi nombre
y tú,
mis huecos vocálicos,
mis tildes perdidas.

15.4.09

del deseo y otros seres



No sé adónde ir,
las dudas ruedan en cualquier rincón, en cualquier mordisco, perlas grises.

Crecen los miedos penetrantes cual semillas recién germinadas,
recuerdos de miradas que antes, hacían detener el tiempo de los relojes,
(a éstos no había quién les parase el compás)
y hoy no hay quien pare el de la memoria
y el del deseo.

Camino hacia atrás y tropiezo con mis pies
mientras que antes, se enlazaban a los tuyos para caminar en el bosque,
para construirlo,
para hacerlo salir de la tierra.

Y es el deseo quien me ha llevado esta noche hasta aquí. Para inventarte en este espacio blanco de mi hoja
y en este vacío corazón aceptar el nacimiento de tu ausencia.

¿dónde?



Donde el viento no me arrastre

donde el agua no me enfríe
donde el sol no me seque

allí,
donde nace la nube del bostezo del cielo
donde uno y uno es uno y no más

donde reina la armonía de los pequeños dioses

allá,
donde claudica la confusión y se abre la luz

a lo lejos,
donde el blanco es el telón de fondo de la vida.