22.1.08

Las ciudades y el tiempo

Todavía no sé muy bien cómo aparecí en Alejandra. Atravesando espesas montañas de cristal, descubrí la silueta de una tierra ondulante extendiéndose con vehemencia bajo mis pies. A cada paso que daba, pequeños tallos de nuevas plantas iban germinando a una velocidad asombrosa entre mis piernas, y el cielo, recortado entre nubes no dejaba de adoptar una y otra forma cada vez que tenía la oportunidad de dirigir mi mirada hacia él. Aquél espectáculo de génesis continua me maravilló por momentos y cuando me detuve a coger una de aquellas pequeñas flores nacidas entre miles, averigüé la realidad de Alejandra. Esas tiernas hojas eran de goma, las voluptuosas nubes de algodón, de corcho de colores estaba formada la tierra. Alejandra es ciudad perecedera. Y en eso mismo consiste su debilidad y su grandeza.
Los edificios que fueron creciendo en mi camino, iban siendo construidos con papel de todos los tamaños y adoptando los volúmenes más insospechados, así como las calles que los rodeaban y les daban sustento se iban conformando con tiras de tersos plásticos de diversos gramajes unidos unos a otros con extrema perfección. Enormes plazas de cartón se abrían ante mis ojos llenas de fuentes, hechas de agua y que vertían su propio líquido fuera de sí mismas. Tampoco se olvida uno de los árboles hechos de olores de esta ciudad, que uno no ve y que sólo sabe que viven si respira los perfumes que desprenden cuando se camina junto a ellos. Se avanza en Alejandra y la ciudad nace, pero nace ya muerta.
Se puede vivir un día, o quizá dos, en Alejandra. Sus habitantes lo saben, pero no tienen tiempo de añorar la vida ni de temer la muerte. Sólo tienen tiempo para vivir muriendo. Y su felicidad es fugaz pero eterna bajo ese sol de fuego que ven brillar en un único amanecer y bajo una luna de plata que les ilumina en su única noche.
Alejandra es una ciudad sin horizonte, una ciudad sin mañana. Y si por ventura un viajero como nosotros, en un repentino gesto de nostalgia, vuelve la vista atrás hacia Alejandra, no la encuentra ni haciéndose ni deshaciéndose, sino que ya no la encuentra. Porque Alejandra es solo presencias y tampoco ella tiene pasado.

4 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Yo creo que me habías hablado en alguna ocasión de este texto, de Alejandra. En cualquier caso parece que si, que se consigue en la lectura, involuntariamente recordar que alguna vez se estuvo allí.


Buen finde,

Viktor

Anónimo dijo...

LA CIUDAD LIQUIDA


-Las ciudades ,al igual que los sueños ,
se construyen de deseos y temores
[Italo Calvino,las ciudades invisibles]

-Las imágenes de la memoria ,una vez fijadas por las palabras,se borran-dijo Polo-.Quizá a Venecia tengo miedo de perderla toda de una vez,si hablo de ella.O quizá hablando de otras ciudades la he perdido ya poco a poco.
[Italo Calvino,las ciudades invisibles]


Nunca te alejaste de aquí, de esta ciudad de colinas abrazada por el mar. Alguien soñó que apresurado partías atravesando “ínsulas y valles” hacia la ciudad de los nombres imposibles y que tus pies no eran tuyos y que debías seguir sin volver tu rostro a pesar del noble llanto que oías a tu espalda.
Cuando de noche llegaste a la ciudad de Ruth “lágrimas de contento inundaron tus ojos” y un júbilo de rocío calmó tu larga travesía y creíste haber llegado al lugar del que nunca habías partido. Henchido de dicha al trasluz de las tenues farolas, transitabas por la Rue de Cascade en el torbellino de una música que despertaba anhelos y reencuentros.
Entre estanques y canales lo que eras se diluía.
Pero en Ruth todo era un sueño de agua y tenías que despertar de ella para renombrarla con el nombre de la certeza , para que así ella diese fe de tu valor de haberla encontrado y te concediera dicha y salud. Y así despertarla como fruta mordida para lo eterno.
Pero en Ruth la memoria es un ola dormida en un estanque y cuando la nombras mueres tú en su vida nueva. Y tienes que partir de la ciudad liquida con el recuerdo de haberla llamado Badría.

Nombre, que como una letanía, habrá de acompañarte cuando, ya de madrugada, al destello de las primeras luces sientas que alguien soñó que partías y volvías en un instante y que no fue lo que era porque en la ciudad liquida los nombres y el destino no te pertenecen.

NADJA dijo...

Gracias por este comentario anónimo.

Me ha dado mucho que pensar. Algo se me escapa, algo...

aparte de no descifrar tu identidad...¿cómo saberte?

Miriam-Ruth.

Anónimo dijo...

Hola

Hace tiempo vi tu pagina en Myspace.Me gustó mucho pero no te mande un add porque estaba atareado en otras cosas.La he vuelto a ver pero no puedo entrar para mandarte una invitacion .Por ahi supe que tenias este blog y vi que tenias referencias de las ciudades invisibles de I.Calvino.Yo escribí hace dos años ,inspirado en este libro,el escrito la ciudad liquida que es una historia de un "amor frustrado"... al menos en el mundo de las formas.En relacion a tus gustos y preferencias coincido en muchas cosas...Rilke,Sandor Marai...y recuerdo Cielo sobre Berlin y 2046.

Esta es mi pagina en Myspace

http://www.myspace.com/hichmus

No es tan estetica como la tuya pero una parte de su contenido puede que te aporte algo.

¿Te gustan los Haikus?

Assalamu Aleykum